Somos madre y padre y cada uno de nosotros llevó a cabo una separación consciente. Ahora formamos una familia enlazada, en la que cada uno de nosotros aporta dos hijos de su relación anterior.

Con nuestras respectivas separaciones aprendimos que cuando una relación de pareja se termina la familia no se rompe, sino que cambia de molde. Y es que un divorcio no es un fracaso, sino una oportunidad para crecer y también, muchas veces, para una vida mejor .

Cuando nos separamos, nosotros también pensábamos que era lo peor que le podíamos hacer nuestros hijos. Sin embargo ahora sabemos que mucho peor es que normalicen relaciones tóxicas o faltas de respeto porque será lo que reproducirán en el futuro. La separación consciente es el camino para cuidarte a ti y a tus peques.